SOROGOYEN Y LA ESPAÑA VACÍA

AS BESTAS — CRÍTICA

Director: Rodrigo Sorogoyen

Género: Drama/Thriller/Western

Duración: 2h 17 m

Alerta de spoilers

Aparece un epígrafe, donde el sujeto está en plural: “Los aloitadores”. De pronto, los conocemos. Se abalanzan contra unos caballos. La fuerza de los animales es mucho mayor. Contenerlos parece imposible. Por un lado, la cámara lenta muestra la angustia de los aloitadores, pero por otro, la del animal intentando escapar. Hay algo hermoso en esas tomas, pero esa belleza está cargada de angustia. Estamos presenciando la tradición gallega llamada Rapa das Bestas, que se realiza una vez al año, para cortar las crines de los caballos, para marcarlos y desparasitarlos. Con esta analogía potente comienza la película de Rodrigo Sorogoyen, As Bestas, un thriller intenso, muy dramático y lleno de complejidades.

Antoine (Denis Ménochet) y Olga (Marina Föis), franceses, llegaron a un pueblito en Galicia, España, alejado de las grandes urbes. Juntos, decidieron que su proyecto de vida sería renovar las casas abandonadas, con el fin de que más gente se animase a venir a la aldea (Antoine aclara que sus fines no son turísticos). Le quieren dar vida al lugar. Además, se dedican a su huerta, y venden sus productos ecológicos en ferias. No paran de trabajar, y nos demuestran que lo dan todo por mantener ese sueño de vivir en el campo. Se llevan bien con la gente del pueblo, pero no con todos. Sus vecinos, los hermanos Anta, no parecen estar muy felices con su llegada.

El primer acto establece que hay una tensión entre Xan (interpretado por Luis Zahera) y Antoine. Como espectadores, descubrimos que Xan no lo tolera por haberse rehusado a firmar el acuerdo de una empresa eólica. Esta empresa pretendía hacerse con la aldea para instalar sus molinos. A los pocos habitantes de la aldea, la empresa les ofreció un monto a cambio de sus tierras, pero como algunos se retractaron — entre ellos Antoine y Olga — , el proyecto no se puso en marcha. Todos los días, Xan parece no entender la importancia que esta aldea tiene para Antoine, y le muestra su repudio.

Ahora bien, como un paréntesis justo y necesario, se ha hablado mucho de la realidad que se vive en España. La España Vacía, que cada vez afecta a más territorios. Hay una cantidad insólita de pueblos abandonados.

Como contrapunto, también es verdad que vivimos en una época en la que los ciudadanos de las grandes metrópolis, estamos asfixiados. Muchos tenemos el sueño de morir en el campo, alejados del caos. Sorogoyen decidió explorar esa España Vacía, y Antoine, el sueño de todo hipster, resultó ser el perfecto protagonista de esta historia. Un neo-western que cuenta la historia de cómo un extranjero que irrumpe con la esencia de un pueblo fantasma, pues sus pocos habitantes solo quieren salir de ahí.

Antoine es el protagonista, pero nunca tiene el control de la situación. Tememos por él. El que va moviendo toda la historia por detrás es su antagonista, Xan. ¿Hasta qué punto tememos por Antoine? Al igual que Alfred Hitchcock lo hizo en 1960 con Psycho, Sorogoyen deja que asesinen a su protagonista.

Antoine muere en una escena que nos devuelve a la introducción.

Xan y Lorenzo, “los aloitadores”, lo agarran como a una besta. Antoine es grande como un caballo, pero también es vulnerable, inocente. No lucha, no usa la fuerza que aparenta tener. Así, su muerte cumple con la promesa de la introducción.

El protagonista ha muerto, ¿y ahora qué? Los hermanos Anta han hecho desaparecer su cadáver. Nadie sabe qué pasó con Antoine. Nadie salvo Olga. Y así, una pregunta mucho más grande emerge respecto a la viuda: ¿Cómo afrontará esta situación? Una viuda consciente de que los asesinos de su marido son sus propios vecinos. Quizás nosotros, los cobardes, escaparíamos en una situación semejante, pero ella no. Por eso, Olga es digna de ser la última protagonista de esta historia. Ni siquiera cuando Marie, su hija (Marie Colomb), le implora por que vuelva a la ciudad, ella cede. Olga sabe que encontrará el cuerpo de su marido, y quizás alguna pista. Paciente, busca justicia y, mucho más tarde, la encuentra.

Como guionista, sé que detrás de esta película — de este Cautionary Tale para los más hipsters — hay una joya, que es el guión. Un guión que merece ser analizado a mayor profundidad. La complejidad moral de sus personajes, el ritmo de sus escenas, los diálogos prolongados y la muerte del protagonista, son riesgos con los que Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen han decidido correr. Y como decía mi abuela, el que no arriesga, no gana.

Me ilusionó ver a Denis Ménochet envuelto en diálogos cargados de tanta tensión, como en aquella escena emblemática de Inglorious Basterds. Me ilusionó descubrir, al otro lado de esos diálogos, a Luis Zahera. Por supuesto, todo el reparto hizo un trabajo impecable, pero Luis Zahera se lleva la flor. Me ilusioné al ver que Marie Colomb y Marina Föis se adueñaron de la pantalla grande en los últimos minutos, quizás los más difíciles. Pero sobre todo, me ilusionó encontrarme con la voz de Rodrigo Sorogoyen. Gracias Rodrigo Soroguyen por hacer cine. Me pongo de pie y aplaudo a todos los que fueron parte de la producción, porque sé que en este tipo de películas, el trabajo es aún más duro.

Hasta la fecha, As Bestas parece no estar disponible de manera online, pero seguro que seguirá en algunos cines, luego de una merecida noche en los Premios Goya 2023.